Un refugio de la ciudad para un artista y fotógrafo requiere considerar no solo la relajación y la soledad, sino también criterios técnicos como las cualidades de la luz y la conexión con la naturaleza.

Construida como unos simples cubos conectadas con eslabones de vidrio, esta casa brinda protección contra el clima y mantiene una conexión profunda con el exterior.

La iluminación indirecta y decorativa ilumina el interior de cada caja y los eslabones de vidrio con suaves charcos de luz. La iluminación mínima en senderos y terrazas respalda la visión nocturna sin competir con las estrellas.

La simplicidad en los efectos lumínicos refleja la simplicidad de la arquitectura.

Con un esquema de iluminación sin deslumbramiento hace de este espacio un refugio cálido en invierno y en verano pasa desapercibida con el exterior.

Calmada y elegante, esta casa se conecta perfectamente con su dueño, en lo práctico, personal, espiritual y profesional.

El interior y el exterior dependen de la luz para disolver su relación entre los dos.