Los diamantes suelen ser uno de los materiales más difíciles de iluminar. Existe información abundante en el medio sobre cómo llevarlo a cabo, pero muy poco ha sido probado en realidad. En los inicios de este proyecto, Lux Populi probó diferentes propuestas de iluminación y contextos, teniendo como objetivo explorar las mejores soluciones que ofrecieran la experiencia más enriquecedora para exhibir diamantes. Es un hecho que los diamantes poseen diversas propiedades y por lo tanto diferentes soluciones de diseño para enfatizar también diferentes resultados. Como comúnmente sucede en Lux Populi, la investigación nos guía a aún más preguntas, más elecciones y a definir prioridades. ¿A cuál de las famosas C’s de los diamantes se dará prioridad?, ¿Claridad?, ¿Corte?, ¿Carat?, ¿Color? O tal vez, ¿A la más intangible de las propiedades? Brillo.
Una de las reglas básicas de iluminación es que cada brillo es una única reflexión de una única fuente de luz. Una habitación repleta de fuentes de luz creará brillo en cualquier diamante con un buen corte que lo enfatice (incluyendo el número de fuentes reflejantes) y la claridad. De la misma manera, un color de temperatura apropiado puede representar bien la claridad, eso es sencillo, pero ¿qué tal el Carat? “¿A caso con esta luz mi diamante lucirá más grande?” Capturando los pensamientos de nuestro cliente y llevando a cabo pruebas, concluimos que la solución era tener ciertos recursos estratégicos, algunos puntos, con características diferenciadas de color y color de temperatura, repartidos a través de un arco visual, este arco realzando facetas adyacentes dentro de cada diamante para diferenciar y dotar de un entendimiento visual de su volumen.